El 13 de agosto, la Cámara de Representantes de Uruguay aprobó —tras más de catorce horas de debate— el proyecto de “muerte digna”. Hubo 64 votos afirmativos y 29 en contra. El texto permite solicitar la eutanasia a personas mayores de edad, psíquicamente aptas, con enfermedad incurable e irreversible en etapa terminal o con sufrimientos “insoportables” y deterioro severo de su calidad de vida; prevé doble evaluación médica y, ante divergencias, junta interdisciplinaria; restringe la práctica a prestadores integrales y reconoce la objeción de conciencia, pero exige garantizar la prestación. Ahora el proyecto pasó al Senado, donde el oficialismo confía en su aprobación antes de fin de año.
