IA en los escritos judiciales: advertencia de los tribunales argentinos y cómo proteger su caso

Introducción

En los últimos meses, varios tribunales del país pusieron la lupa sobre presentaciones que citan jurisprudencia o doctrina inexistente, típicamente “redactada” por sistemas de inteligencia artificial generativa. La consecuencia es previsible: pérdida de confianza, sanciones procesales y tiempo desperdiciado que su empresa no recupera jamás. Este artículo explica, en lenguaje claro, por qué ocurre, cuáles son los riesgos concretos y cómo trabajo para que la IA sea un acelerador seguro y no una ruleta rusa para su caso.


Qué está pasando y por qué importa

La IA generativa puede redactar textos impecables en segundos. El problema es que, si no se controla, también puede “inventar” citas, números de expediente y hasta fallos enteros que jamás existieron. A esto se lo llama “alucinaciones” del modelo. En un escrito judicial, una cita inexistente no es un detalle menor: es un error que erosiona la credibilidad de la parte, compromete la estrategia y expone a sanciones.

¿Importa incluso si el resto del argumento es sólido? Sí. Un solo ladrillo falso alcanza para que el edificio entero se tambalee. La contraparte y el tribunal recordarán la debilidad, no el 90% bien hecho. La confianza, en litigio, es capital reputacional: cuesta años construirla y minutos perderla.


Riesgos legales y procesales para empresas y particulares

1) Pérdida de credibilidad ante el tribunal

Un error de fuente contamina todo el escrito. La magistratura asume que si una cita fue inventada, el estándar de control general fue pobre. Ese sesgo cuesta caro durante todo el proceso.

2) Sanciones y costas

El uso de citas falsas puede derivar en apercibimientos, regulación adversa de costas, multas por conducta procesal temeraria o maliciosa y, en supuestos graves, denuncias deontológicas.

3) Demoras, nulidades y re-trabajo

Cuando el tribunal detecta inconsistencias, pide aclaraciones, exige prueba del origen de la cita o directamente desestima el argumento. Esto implica rehacer presentaciones, perder audiencias y dilatar decisiones clave.

4) Daño reputacional y de confianza interna

Para compañías, el impacto excede el expediente: auditorías internas, reentrenamiento de equipos y revisión de protocolos. La gerencia quiere explicaciones y resultados.

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Qué exige el derecho: diligencia, veracidad y control humano

La tecnología no deroga los deberes procesales tradicionales: veracidad, lealtad, buena fe y diligencia. La IA es una herramienta, no un escudo. Si se la usa, el estándar razonable es control humano efectivo: verificar, rastrear y poder demostrar el origen de cada cita, norma y jurisprudencia invocadas.

En mi práctica, aplico una regla simple: ninguna cita entra a un escrito si no puedo localizar el documento fuente completo, leerlo y guardar constancia verificable.


Cómo trabajo para que la IA sume y no reste: protocolo de verificación en 7 pasos

  1. Búsqueda en bases oficiales y confiables
    Consulta en repertorios y sitios institucionales. Evito “capturas” de pantallas sueltas y priorizo documentos con identificadores verificables.
  2. Localización del texto completo
    No cito extractos recurseros sin el fallo completo. Leo contexto, antecedentes y alcance real del precedente.
  3. Chequeo cruzado de metadatos
    Tribunal, sala, fecha, autos, número de expediente, publicación, ponente. Si algo no cierra, no se usa.
  4. Rastreo de doctrina
    Para doctrina, verifico editorial, edición, tomo, páginas, ISBN/ISSN, año. Nada de “ensayos fantasma” o capítulos que nadie consigue.
  5. Bitácora de fuentes
    Mantengo un registro interno con hipervínculos a las fuentes, copias de respaldo y notas de lectura. Esto permite reconstruir la ruta probatoria al instante.
  6. Doble control
    Antes de presentar, hago un segundo pase técnico con lista de verificación (ver checklist al final) para detectar inconsistencias.
  7. Uso transparente de IA
    La IA puede ayudar a resumir, ordenar o proponer líneas de argumento. Lo que no hace es decidir qué se cita. Ese filtro es humano y profesional, siempre.

Señales de alerta: cómo detectar una cita “alucinada”

  • Tribunal o sala inexistente: denominaciones que no corresponden al organigrama real.
  • Detalles demasiado perfectos: referencias con formato impecable, pero imposibles de ubicar en bases oficiales.
  • Doctrina inhallable: libros sin editorial conocida, capítulos con páginas que no coinciden o autores que no han publicado sobre el tema.
  • Fechas o autos incoherentes: cronologías que no cierran, expedientes con numeración inverosímil.
  • Citas “redondas”: frases que parecen hechas a medida del argumento, sin matices ni contexto.
  • Ausencia de identificadores: sin número de fallo, sin referencia editorial, sin publicación verificable.
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Cuando encuentro una de estas señales, la cita se descarta o se reformula con soporte real.


Qué puede hacer su empresa hoy: políticas internas de “IA segura”

Política 1: fuentes autorizadas

Defina una lista cerrada de repositorios y criterios mínimos de citación. Si la fuente no cumple, no se cita.

Política 2: prohibición de “copiar y pegar sin leer”

Ningún párrafo entra a un memo, informe o escrito sin lectura completa del documento original.

Política 3: trazabilidad

Guarde la ruta de acceso a cada fuente y una copia de respaldo. Sin trazabilidad, la cita no existe.

Política 4: checklist obligatorio antes de enviar

Use listas de verificación de metadatos, consistencia y estilo. La disciplina preventiva ahorra sanciones.

Política 5: capacitación mínima en IA

Todos los involucrados deben comprender qué es una “alucinación” y cómo se previene.


Buenas prácticas para particulares y pymes

  • Pregunte por el origen de cada cita: tenga a mano el documento fuente.
  • Exija un estándar de verificación: que el profesional describa su proceso de control.
  • Revise señales obvias: salas que no existen, fechas imposibles, doctrina inhallable.
  • Privilegie la claridad sobre la pirotecnia: un argumento simple con fuentes sólidas vale más que diez citas “brillantes” y dudosas.
  • Documente todo: si algo no cierra, pida corrección por escrito.

Cómo integro la IA a su favor: velocidad con resguardo jurídico

Uso IA para lo que hace bien: ordenar, clasificar, bosquejar. Lo crucial sigue en manos humanas: interpretar, seleccionar fuentes, escribir estrategia y asumir responsabilidad profesional. Con este enfoque:

  • Reducimos tiempos sin entregar el timón a un sistema que no comprende responsabilidad ni contexto.
  • Aumentamos la calidad porque en vez de corregir catástrofes, iteramos sobre bases verificadas.
  • Minimizamos riesgos gracias a un protocolo auditable que el tribunal puede entender y respetar.

Checklist práctico de verificación de citas (para usar antes de presentar)

  1. ¿Localicé el texto completo del fallo o la doctrina?
  2. ¿Verifiqué tribunal/sala, fecha, autos y número de expediente/publicación?
  3. ¿La doctrina tiene editorial, edición, tomo, páginas y año correctos?
  4. ¿La cita textual coincide con el original y está contextualizada?
  5. ¿Conservo bitácora con enlaces y copia de respaldo?
  6. ¿Hice un segundo control (doble verificación) antes de cerrar?
  7. ¿La cita apoya realmente el argumento que sostengo o la estoy forzando?
  8. Si utilicé IA para ordenar el material, ¿quedó documentado el control humano final?
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Preguntas frecuentes

“Si la IA redacta bien, ¿por qué no usarla para citar?”

Porque redactar bien no es probar bien. La forma no reemplaza la fuente. El tribunal decide sobre hechos y derecho, no sobre estilo.

“¿Me pueden sancionar por una cita mal hecha si fue un error involuntario?”

El estándar no es la intención, sino la diligencia. El deber es evitar el error con controles razonables. La omisión de controles puede contarse en su contra.

“¿Conviene prohibir la IA totalmente?”

No. Conviene regular su uso: protocolos claros, fuentes confiables y controles humanos. Prohibir la herramienta no elimina el problema, solo lo empuja a la clandestinidad.


Tendencias globales: lo que se viene

En otras jurisdicciones ya hubo sanciones por citas fabricadas y guías éticas que exigen verificación humana y transparencia. Argentina no es una isla: los estándares de diligencia convergen. El denominador común es siempre el mismo: si se cita, se verifica. La cultura jurídica está migrando de la “prolijidad aparente” a la auditoría real de fuentes. Esa es la vara que debemos adoptar.


Conclusión: tecnología con criterio, procesos con evidencia

La IA puede acortar caminos, pero nunca debe atajar responsabilidades. Un escrito judicial sólido se apoya en fuentes auténticas, control humano riguroso y estrategia clara. Ese es el marco que aplico con cada cliente: velocidad sí, pero con seguridad jurídica y trazabilidad total. Si su proceso exige precisión y resultados, trabajemos con estándares que el tribunal respete.